Los limites de esta estrecha franja paramuna no son estrictos;
el inferior se sitúa entre los 4.100 y los 4.300
msnm en las cordilleras Central y Oriental y unos 200
metros más alto en el sur de la Sierra Nevada de
Santa Marta y el superior llega casi hasta los 5.200 msnm,
donde comienzan las nieves perpetuas; contiene la vegetación
que se desarrolla a mayor altitud en las altas montañas
de los Andes tropicales.
El superpáramo es el espacio más recientemente abandonado por el hielo; desde el Holoceno temprano —hace 10.000 años—, cuando los glaciares descendían hasta los 3.900 msnm aproximadamente, los espacios liberados por las nieves perpetuas se han ido integrando al superpáramo o piso periglaciar. En las depresiones dejadas por la excavación glaciar o entre los arcos modelados por las morrenas, se formaron pequeñas lagunas que lentamente fueron colonizadas por la biota acuática y terrestre.
En el superpáramo ocurren heladas durante todas las noches del año y la temperatura media fluctúa entre los 0 y los 6°C, con fuertes oscilaciones térmicas que pueden alcanzar los 25°C durante los días soleados y temperaturas mínimas de -2°C. Estas características climáticas han sido estudiadas en detalle por Maximina Monasterio, quien registró una temperatura media anual de 2,8°C a 4.118 msnm, precipitaciones de 798,2 mm y variaciones de 11 a 13°C en la temperatura del aire entre el día y la noche, con una mínima de -5°C. También registró un calentamiento rápido de la superficie del suelo desnudo que llega hasta los 50°C y desciende a -10°C. Esto indica que en esta franja paramuna hay un estrés térmico permanente.
El viento es frecuente y fuerte, especialmente entre junio y agosto; alcanza velocidades de hasta 40 o 50 km, lo cual produce deflacción —levantamiento de partículas finas—. Por esto es común que la cobertura del suelo esté conformada por gravilla que el viento no puede transportar.
El superpáramo es el espacio más recientemente abandonado por el hielo; desde el Holoceno temprano —hace 10.000 años—, cuando los glaciares descendían hasta los 3.900 msnm aproximadamente, los espacios liberados por las nieves perpetuas se han ido integrando al superpáramo o piso periglaciar. En las depresiones dejadas por la excavación glaciar o entre los arcos modelados por las morrenas, se formaron pequeñas lagunas que lentamente fueron colonizadas por la biota acuática y terrestre.
En el superpáramo ocurren heladas durante todas las noches del año y la temperatura media fluctúa entre los 0 y los 6°C, con fuertes oscilaciones térmicas que pueden alcanzar los 25°C durante los días soleados y temperaturas mínimas de -2°C. Estas características climáticas han sido estudiadas en detalle por Maximina Monasterio, quien registró una temperatura media anual de 2,8°C a 4.118 msnm, precipitaciones de 798,2 mm y variaciones de 11 a 13°C en la temperatura del aire entre el día y la noche, con una mínima de -5°C. También registró un calentamiento rápido de la superficie del suelo desnudo que llega hasta los 50°C y desciende a -10°C. Esto indica que en esta franja paramuna hay un estrés térmico permanente.
El viento es frecuente y fuerte, especialmente entre junio y agosto; alcanza velocidades de hasta 40 o 50 km, lo cual produce deflacción —levantamiento de partículas finas—. Por esto es común que la cobertura del suelo esté conformada por gravilla que el viento no puede transportar.
UN ARCHIPIÉLAGO EN LA CIMA DE LAS ALTAS
MONTAÑAS
Durante la mayor parte de su evolución los superpáramos
han permanecido aislados. En la actualidad ocupan las
partes más altas de la cordillera de los Andes
y conforman pequeñas islas, separadas entre sí
por las depresiones dejadas por los valles interandinos
y por las montañas más bajas; esta característica
ha influido en el desarrollo de una vegetación
muy particular, entre la que se encuentran varios endemismos
muy especializados en su propio hábitat.
UN SUELO MÓVIL EN UN «DESIERTO FRÍO»
Otra de las grandes limitantes para el desarrollo de comunidades
vegetales en el superpáramo, es la existencia de
un suelo móvil e inestable debido a la solifuxión
— congelamiento y descongelamiento diarios—.
En esta franja son frecuentes las nevadas, la congelación
del agua en las madrugadas y su fusión que ocurre
el mismo día o al siguiente; se forman así
estalactitas de hielo en las cornizas de las rocas —carámbanos—
y se congelan las pequeñas corrientes de agua.
El agua que se acumula entre los materiales finos del
piso, forma agujas de hielo que levantan pequeñas
partículas de suelo algunos milímetros y
al fundirse al día siguiente generan suelos rizados
o estriados. Esta zona de arenales sujeta a la movilidad
del suelo por constante solifluxión,
ha sido definida como la mobiledeserta; una región
de transición entre el páramo propiamente
dicho y el «desierto frío» de la región
periglaciar.
TIPOS DE VEGETACIÓN DEL SUPERPÁRAMO
Este hábitat, con 69 tipos de comunidades vegetales
conocidas, tiene una escasa cobertura vegetal del suelo,
que está ocupado principalmente por musgos y otras
plantas criptógamas, entre las cuales llama particularmente
la atención el liquen errante del género
Tamnolia.
Algunas gramíneas y juncáceas crecen sobre la arena y el cascajo; sin embargo las especies más características del superpáramo son las del género Senecio, que generalmente están cubiertas por una densa capa de pelos blancos muy finos; varias de sus especies de hojas blancas o grisáceas, como el Senecio niveoaureus en la cordillera Oriental y el Senecio latiflorus en la Central, son endémicas.
En la Sierra Nevada del Cocuy es sorprendente el número de endemismos con varias especies de pequeñas hierbas en forma de roseta, como el Senecio cocuyanus y el lítamo real, muy utilizado en la medicina tradicional de la región, lo que prácticamente lo ha llevado al borde de la extinción.
Entre las plantas que subsisten a mayor altitud se encuentran los frailejones Espeletia hartwegiana, Espeletia pycnophilla, Espeletia lopezii, Espeletia frontinoensis, que llegan a más de 4.000 m de altitud.
En el superpáramo alto, la vegetación crece dispersa y aislada sobre un suelo incipiente de arenas y gravas de origen reciente, o entre las fisuras y oquedades de las rocas que acumulan la materia orgánica de musgos, líquenes y arenas derivadas de la erosión del sustrato rocoso. Son muy escasos los frailejones y el pajonal es discontinuo sobre grandes superficies de suelo desnudo; en cambio los tapetes de mus gos y las plantas en cojín son abundantes.
Algunas gramíneas y juncáceas crecen sobre la arena y el cascajo; sin embargo las especies más características del superpáramo son las del género Senecio, que generalmente están cubiertas por una densa capa de pelos blancos muy finos; varias de sus especies de hojas blancas o grisáceas, como el Senecio niveoaureus en la cordillera Oriental y el Senecio latiflorus en la Central, son endémicas.
En la Sierra Nevada del Cocuy es sorprendente el número de endemismos con varias especies de pequeñas hierbas en forma de roseta, como el Senecio cocuyanus y el lítamo real, muy utilizado en la medicina tradicional de la región, lo que prácticamente lo ha llevado al borde de la extinción.
Entre las plantas que subsisten a mayor altitud se encuentran los frailejones Espeletia hartwegiana, Espeletia pycnophilla, Espeletia lopezii, Espeletia frontinoensis, que llegan a más de 4.000 m de altitud.
En el superpáramo alto, la vegetación crece dispersa y aislada sobre un suelo incipiente de arenas y gravas de origen reciente, o entre las fisuras y oquedades de las rocas que acumulan la materia orgánica de musgos, líquenes y arenas derivadas de la erosión del sustrato rocoso. Son muy escasos los frailejones y el pajonal es discontinuo sobre grandes superficies de suelo desnudo; en cambio los tapetes de mus gos y las plantas en cojín son abundantes.
MATORRALES
Están integrados por pequeños arbustos de
la familia de las compuestas que no sobrepasan los 1,50
m de altura; se encuentran dispersos en los escarpes rocosos,
formando fajas angostas. En las zonas más húmedas
del superpáramo alto de la cordillera Central hay
comunidades de Pentacalia gelida y de Loricaria
colombiana. En el páramo de Sumapaz y en la
Sierra Nevada del Cocuy, los matorrales de Loricaria complanata,
acompañados de Jamesonia goudotii y Lachemilla
nivalis, cubren los suelos bien drenados y arenosos,
desde los 4.000 hasta los 4.400 msnm.
PRADOS DE PASTIZAL AZUL
Esta comunidad vegetal se encuentra más extendida
en las dos vertientes del volcán Santa Isabel y
en el de Santa Rosa, en la cordillera Central. Está
constituida por una agrupación de gramíneas
de porte medio y coloración azulosa, entre las
que predominan Agrostis araucana y Festuca
breviaristata. Poa y Agrostis dominan
entre los pastos. Es notoria la ausencia de estos prados
en la cordillera Oriental y en la Sierra Nevada de Santa
Marta.
VEGETACIÓN PIONERA
Este tipo de vegetación se especializa en colonizar
los espacios que dejan los deshielos, es la que se desarrolla
en la parte más alta del superpáramo, entre
los arenales en proceso de estabilización y en
los suelos incipientes poco evolucionados. Su aspecto
es xeromórfico
y su cobertura discontinua. Algunas de las especies que
ocupan estos suelos en las cordilleras Central y Oriental
son Valeriana plantaginea, Senecio canescens, Lachemilla
nivalis, Hypochoeris sessiliflora, Pernettya prostrata,
Lycopodium crassum, Calandrinia acaulis, Lupinus alopecuroides,
Eringeron chionophilus.
Vegetación acuática o de pantano
Una de las características del paisaje de alta montaña es la presencia de numerosas lagunas dispuestas una tras otra en un mismo valle a causa del modelado de los glaciares, que en sus avances y retrocesos les dio forma. Se pueden citar, entre otras, la laguna de Chingaza, en la cordillera Oriental y la laguna del Otún en la Central. Estas lagunas presentan una vegetación característica con grandes juncos y plantas sumergidas en un medio de aguas oligotróficas. En otros casos, por su reducido tamaño y profundidad, presentan tapetes de musgos y plantas en forma de cojín; estos hábitats actúan como «filtros» al retener los sedimentos transportados desde su periferia y constituyen un nicho importante para la fauna paramuna.
Vegetación acuática o de pantano
Una de las características del paisaje de alta montaña es la presencia de numerosas lagunas dispuestas una tras otra en un mismo valle a causa del modelado de los glaciares, que en sus avances y retrocesos les dio forma. Se pueden citar, entre otras, la laguna de Chingaza, en la cordillera Oriental y la laguna del Otún en la Central. Estas lagunas presentan una vegetación característica con grandes juncos y plantas sumergidas en un medio de aguas oligotróficas. En otros casos, por su reducido tamaño y profundidad, presentan tapetes de musgos y plantas en forma de cojín; estos hábitats actúan como «filtros» al retener los sedimentos transportados desde su periferia y constituyen un nicho importante para la fauna paramuna.
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